
Manejo del duelo en las fiestas de fin de año
Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo siempre se han asociado con las reuniones y festejos familiares, pero ¿cómo afrontan esta época las personas que han sufrido la pérdida de un ser querido recientemente?
Manejo del duelo. En estos casos, la ausencia y el vacío son protagonistas de estas festividades y pueden llegar a promover diversas emociones como tristeza, apatía, ira o, incluso, culpa. De esta forma, las fiestas de fin de año pasan a convertirse en un periodo en el que el abandono de cualquier tipo de tradición o el sentimiento de obligación de mantener las reuniones y cenas familiares, dan lugar a una experiencia silenciosa de duelo capaz de generar un gran malestar en las personas afectadas.
Incluso en estas fechas, hay que recordar que el duelo es un camino que debemos transitar, en ese proceso tenemos que avanzar y para ello se debe ir afrontando y elaborando una serie de tareas que nos llevan a la readaptación al mundo tras el fallecimiento de quien estaba en nuestra vida:
- Lo primero es afrontar la realidad de que el ser querido ha fallecido y por lo tanto no volverá nunca. Confrontar la realidad duele pero es necesario para iniciar un trabajo de duelo sano. Para llevar a cabo esto es de gran ayuda poder recordar a la persona fallecida y hablar sobre ella, sobre las circunstancias que rodearon su muerte, entre otros recuerdos.
- Muchas veces cuando aparecen emociones como la tristeza o la ira, se intentan evitarlas para no sufrir o para mostrarse fuertes ante los demás. Por eso es muy importante trabajar el impacto emocional que produce la pérdida, identificando y expresando las emociones y los sentimientos que afloran.
- Es recomendable hacer una reunión previa con el grupo familiar para consensuar el deseo de llevar a cabo una celebración Navidad o Año Nuevo, respetando las opiniones, deseos y emociones de todos los integrantes.
- Se debe crear un ambiente que facilite la expresión de estados emocionales, opiniones respecto al deseo de celebrar la Navidad y el Año Nuevo, preferencias por incluir cambios en los rituales navideños, entre otros.
- Es necesario respetar el deseo de cualquier persona de no celebrar la Navidad o el Año Nuevo, debido a que cualquier intento por persuadir a esta persona puede generar un conflicto interpersonal o un sentimiento de culpa en la misma, lo que interferirá en el proceso de duelo.
- Simbolizar a la persona ausente introduciendo un objeto (fotografía, vela u otro) que recuerde a esa persona permitirá compartir los sentimientos de tristeza o añoranza entre los asistentes.
- Evitar el aislamiento. A pesar de la posible decisión de no llevar a cabo la celebración de los días más representativos de esta época del año, es recomendable el apoyo de los más allegados. Por este motivo, las reuniones establecidas en el resto de días permitirán vivenciar este periodo de una forma más adecuada.
- Hablar abiertamente con los menores de edad. En muchas ocasiones, se aparta a los más pequeños de estos asuntos con el objetivo de intentar protegerlos, pero no compartir con ellos esta experiencia, ni atender a sus necesidades emocionales, puede interferir en su experiencia de duelo y, en última instancia, en su desarrollo emocional.
Finalmente, en el duelo, a medida que vaya pasando el tiempo, las personas irán notando una disminución progresiva de la tristeza para dar paso a recuerdos menos dolorosos. Elaborar el proceso de duelo lleva a la serenidad y al sosiego. Se debe tener en cuenta que aunque el tiempo puede ser un aliado, es un proceso personal que requiere de decisión y es nuestra voluntad la que puede ayudar al tiempo a gestionar la situación de pérdida de un ser querido.
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